¿Cómo puedo apoyar a mis hijos adultos sin imponerme y sin tratar de dirigir sus vidas?

Relacionarnos con nuestros hijos adultos requiere de apertura al cambio, respeto y  comunicación asertiva. Ellos crecieron con nosotros pero no son nuestra extensión, tienen sus propios sueños y harán lo que esté en sus manos para alcanzarlos. 

Pretender que actúen como lo haríamos nosotros, sería anularlos y les estaríamos impidiendo un sano desarrollo emocional. Como padres debemos respetar su autonomía. Podrán compartir nuestros valores, pero tienen el derecho de construir su propio destino. A estas edades no nos necesitan a su lado para que les digamos qué hacer. Lo que necesitan es saberse respetados y amados a pesar de que muchas veces no estemos de acuerdo con sus desiciones. 

El ejemplo que les damos será su referente para avanzar en el caminos. Nos tendrán presente en muchos momentos y todo lo que vivimos juntos será lo que les ayude a tomar fuerzas para continuar. No necesitan padres dominantes que traten de imponerse, tampoco necesitan demostrarnos que son perfectos y exitosos. Nuestros hijos lo que necesitan es saber que creemos en ellos.

En algunos momentos se sentirán frustrados sin saber qué hacer, y es entonces cuando nosotros como padres, en vez de sumergirnos en su dolor, debemos confiar en todo aquello que les enseñamos y apoyarlos con la convicción de que lograrán avanzar y superar cualquier obstáculo que se les presente.

Cuando ellos opinen o actúen diferente a nosotros debemos recordar, que ellos no nos pertenecen y que no son objetos que podemos manipular a nuestra antojo. Nuestros hijos son ya hombres y mujeres que necesitan tomar las riendas de sus vidas en sus manos. 

Los espacios para conversar y expresarle a nuestros hijos cómo nos sentimos, serán necesarios para fomentar una relación saludable con ellos. Promover estos momentos muchas veces será complicado, sobre todo cuando nuestras opiniones no coincidan con las de ellos. Aún así debemos tener presente, que “respetar” no es callar o aceptar todo lo que la otra persona está diciendo, sino más bien es escuchar y tener la tranquilidad de dar nuestra opinión sin pretender imponernos o exigir que piensen igual que nosotros.

Recordemos que cuando nuestros hijos se hacen adultos, la habilidad que hayamos desarrollado con ellos para negociar y comunicarnos, va a ser muy importante. Nosotros como padres no podemos pretender tener la última palabra. A veces nuestros hijos nos darán la razón, pero otras ellos nos demostrarán que nosotros estábamos equivocados. Para poder disfrutarlos en esta nueva etapa, tenemos que dejar de tratarlos como niños y entender que ya son hombres y mujeres en busca de su propio destino.