¿Qué hago cuando las cosas no salen como yo esperaba?
Para entender mejor la diferencia entre expectativas y metas, te invito a recordar algún momento en el que vos o algún conocido tuyo invirtió tiempo y energía planeando un paseo que a todas luces sería inolvidable. Escogiste las fechas, el lugar, la época del año y la compañía. Sacaste vacaciones con anticipación para esos días y empezaste a ahorrar con vistas al gran día. Desde antes repasaste la lista de cosas que te faltaban y las ibas marcando como “realizadas” hasta que ya tenías todo listo.
Con todas esas ideas increíbles que llevabas de lo que sería este paseo, te fuiste feliz a tu aventura. Sin embargo, después de conducir varias horas o de haber tomado un vuelo hasta el lugar, empezaste a ver que las cosas no eran como las esperas. Tus expectativas chocaron con la realidad y sentiste frustración, tristeza, y unas enormes ganas de gritar o llorar y hasta pensaste en cuál sería la mejor forma de devolverte a casa.
Nuestras expectativas se basan en factores externos que no podemos controlar. Por eso la frustración y el enojo son emociones que saltan cuando lo que estamos esperando no ocurre. Aprendamos entonces a dejarnos sorprender por el cambio y buscar lo positivo de la situación que estamos viviendo. Nos podemos preguntar entonces ¿qué tenemos a nuestro alcance que nos puede ayudar a pasarla bien en ese momento? ¿qué bueno podemos sacar de lo que está ocurriendo? ¿cuál podría ser una forma creativa de darle vuelta a la situación utilizando lo que sí podemos controlar?
Este tipo de preguntas nos ayudan, en medio de la crisis a plantearemos metas que van desde nuestra idea de cambio hacia el mundo exterior, y por lo tanto nos conducen a posibles soluciones alejándonos de la frustración y el enojo al que nos exponen las falsas expectativas.
Las metas nos motivan a utilizar nuestros propios recursos para sacar provecho de lo que no controlamos. Y esa es la gran diferencia. La idea no es dejar de soñar, ni tener miedo a la incertidumbre porque de ella salen cosas nuevas, sino más bien estar preparados para tomar acción cuando las cosas no salen como esperamos. De esta forma nos vamos a garantizar experiencias ricas en posibilidades, vamos a valorar aún más nuestra capacidad de crear en favor del cambio, y sin duda alguna serán oportunidades para continuar creciendo como seres humano.