No le temas a tus miedos ¡ENFRÉNTALOS!

Por: Alina Borbón

La inseguridad, la duda y la ansiedad, son algunos de los efectos que experimentamos cuando el miedo se apodera de nosotros. Estas emociones son tan fuertes, que de solo pensar tener que lidiar con ellas, nos paralizamos e inconscientemente trataremos de evadir situaciones que nos expongan a ellas.

Estos miedos se convierten en obstáculos cuando estamos trabajando para alcanzar una meta. Queremos algo, hacemos un plan para lograrlo y en el camino, cuando la duda nos ataca, muchas veces nos vemos abortando la misión. 

Esta mala experiencia, nos trae mucha frustración porque no logramos comprender en ese momento, por qué no podemos avanzar. Lamentablemente esta sensación de fracaso, nos reafirma sentimientos de impotencia y justifica nuestras creencias de “no voy a poder”, “no soy bueno para esto”.

Con frecuencia, cuando queremos adelgazar, salir bien en el estudio, montar un negocio o mejorar la comunicación con la pareja, tenemos muy buenas intenciones y nos sentimos lo suficientemente fuertes para iniciar el camino. Sin embargo al no tener claro cuáles son nuestros miedos, ellos aparecen sigilosamente y sin darnos cuenta, nos manipulan y sabotean nuestro magnifico plan.

¿Qué hacemos entonces? Con la ayuda del Coach vamos a establecer una meta que va a estar bajo nuestro control, es decir, que no va a depender de terceros. Luego debemos identificar dentro de nosotros mismos, para qué queremos llegar ahí, y preguntarnos qué nos va a dar alcanzarla esta meta. Si las respuestas son lo suficientemente convincentes para nosotros, continuaremos con el proceso de Coaching estando siempre atentos a identificar esos miedos (traducidos en voces internas) que nos hacen dudar de nuestra capacidad de conseguir lo que queremos. 

Recordemos entonces que los miedos nos paralizan, nos hacen dudar de nosotros mismos, nos hacen frágiles y  vulnerables. Por lo tanto, para enfrentarlos lo primero que debemos hacer es identificar que estamos siendo afectados por ellos. Segundo, debemos ponerles nombre. Tercero, identificar de dónde vienen. Cuarto, a través de un proceso de introspección descubrir desde cuándo están instaurados en nuestra mente. Quinto, separarlos del momento que estamos viviendo. De esta forma vamos a poder ver cómo esos miedos que en algún momento fueron gigantes que nos impedían avanzar, se convierten en pequeños obstáculos fáciles de superar.