¿Por qué antes sí y ahora no?

Por: Alina Borbón

Cuando éramos niños, teníamos comportamientos específicos que nos ayudaban a conseguir los objetivos de aquel entonces. Conforme hemos ido avanzando en la vida, esos comportamientos han tenido que ir cambiando y evolucionando para adaptarse a nuestra nueva realidad. Sin embargo, muchas veces prevalecen hábitos del pasado que llegan a convertirse en obstáculos para nuestro crecimiento personal. 

Podemos definir un hábito como una conducta que realizamos generalmente de forma inconsciente para alcanzar un objetivo. Los hábitos se fortalecen con su práctica y reaccionamos ante ellos de forma automática. Cuando nos son útiles, recibimos retroalimentación positiva al obtener la respuesta que andábamos buscando, pero cuando ya no responden a nuestro favor, se convierten en lastres muy pesados que obstaculizan nuestro camino y nos hacen dudar de nuestras competencias y habilidades.  

Pensemos un momento cuántas veces nos decimos: mañana empiezo la dieta, voy a ir a hacer ejercicios, voy a estudiar un poco cada día para que no se me acumule la materia, voy a desayunar antes de salir de casa, etc. Ocurre con frecuencia que nos proponemos cosas a la ligera sin tomar en cuenta que un mal hábito puede estar profundamente arraigado en nuestra mente y vamos a requerir de herramientas y conocimientos adecuados para hacer el cambio.

No se trata de incapacidad, ni de falta de voluntad. No tiene nada que ver con nuestras debilidades o carencias. Tiene que ver con conductas que han sido reforzadas por mucho tiempo y que requieren de una estrategia bien planificada para lograr un verdadero cambio. Sustituir un mal hábito por uno nuevo implica cambiar su estructura, para ello debemos encontrar un disparador (o motivación) lo suficientemente poderoso para activar la conducta que nos lleve a la respuesta deseada. 

Los cambios que necesitamos para estar mejor, sí los podemos conseguir. Pero primero debemos entender cómo es el proceso, y cuáles son esos ajustes necesarios  que tenemos que realizar. No haber logrado todavía superar las limitaciones que han surgido en el camino, solamente nos indica que estamos entrando en un proceso de cambio y de renovación. Y si la fórmula que utilizamos en el pasado ya no nos está dando resultados, es momento de definir nuevas metas, identificar nuestros valores y crear un plan de acción que incluyan nuevos hábitos y así romper con aquellos que nos han tenido estancados.