Y los sueños, sueños son…

Con frecuencia escucho a mis clientes quejarse de no poder cumplir sus sueños y se sienten frustrados, angustiados o fracasados por ello. Además es común leer, escuchar y hasta repetir frases como: “lucha por alcanzar tus sueños”, “sigue tus sueños”, “no dejes de soñar”, “busca al hombre o la mujer de tus sueños”, “consigue el trabajo de tus sueños” etc. 

Desde mi historia de vida considero que soñar no es malo, porque al hacerlo nos llenamos de ilusión y esperanza. Sin embargo, debemos tener muy claro que para que un sueño se haga realidad, primero debemos transformarlo en una meta, luego identificar el valor que nos mueve hacia ella y continuar trabajando en un plan de acción que nos acerque cada día a eso que tanto deseamos.

La realidad es que en el proceso de Coaching, vamos cambiando nuestra manera de ver las cosas. Aquello que nos parecía inalcanzable, de repente lo empezamos a ver como algo posible y ya no tan lejano. En Coaching decimos que aterrizamos ese sueño para poder trabajar en él y hacia él, pero el proceso muchas veces no es fácil. Debemos enfrentar creencias y hábitos que nos han mantenido estancados, dando vueltas en nuestros propios sueños, queriendo hacer las cosas diferente pero haciéndonos  sentir incapaces de tomar acción. 

Como Coach puedo asegurar, que de las satisfacciones más grandes que experimentamos en este proceso, están las pequeñas conquistas que obtenemos al seguir una estructura estratégicamente diseñada y guiada por un profesional. A través de ellas, logramos experimentar confianza y seguridad en nosotros mismos y en lo que estamos haciendo. Nos hacen conscientes de que   estamos pasando por un proceso de transformación personal y nos ayudan a fortalecer nuestra determinación para seguir adelante.