No todo está perdido. La crisis que estemos pasando, nos puede ayudar a salir adelante.

Hay momentos en la vida que sentimos que el mundo ha caído sobre nuestras espaldas y el peso no nos deja ver con claridad hacia dónde queremos ir. Nos vemos sumergidos en una crisis generalizada, se nos dificulta comunicarnos con los demás y hasta llegamos a pensar que el mundo está en nuestra contra.

Quisiéramos que los demás sepan lo que nos está pasando, pero no sabemos cómo decirlo por temor a ser juzgados. Les hablamos con indirectas y si ellos no adivinan nuestro mensaje, nos sentimos incomprendidos, decepcionados y creemos estar completamente solos. Si no tenemos claro hacia dónde queremos ir, nos enredamos cada vez más en pensamientos de temor y duda, y terminamos mandando el mensaje equivocado.

Es recomendable en estos momentos lograr identificar que nuestro orgullo puede llegar a ser mayor que el deseo y la necesidad de un abrazo fraterno. Que la debilidad que estamos viendo en nosotros, no es permanente. Que nuestro deseo de aislarnos de los demás, es tan solo el reflejo del miedo que nos produce el rechazo de los otros. Cuando tenemos claridad de lo que nos está pasando, podemos enfrentar el dolor,  plantearnos metas y determinar las cosas que vamos a hacer diferentes para lograr sobrepasar el momento de crisis que estamos pasando.

La realidad que estamos viviendo en ese momento es subjetiva, ya que está siendo impactada por las creencias limitantes que nos paralizan. Nosotros mismos somos los que inconscientemente ponemos obstáculos para avanzar y salir adelante. Cuando nos sentimos atrapados en medio de la angustia y el dolor, debemos hacer un esfuerzo mayor, para buscar ayuda y replantear nuestros objetivos en la vida.

No olvidés que las crisis son parte de la vida de los seres humanos. La actitud con que las asumás las pueden convertir en oportunidades de crecimiento y evolución. Ellas te van a mostrar nuevos caminos de transformación personal.